sábado, 29 de junio de 2013

Poema huérfano de título

Cada vez que me observo en el espejo
no te veo.
Hace tiempo has emprendido una huida
de mi rostro.
He olvidado qué se siente al tenerte
y aún ignoro si te echo de menos.

A veces pienso, querida, 
que soy yo quien huye de ti.
Quizás no me merezca lucirte
en mi boca, resplandeciente.

De ti no hay rastro, solo existe
una burda y pequeña hendidura.
Tienes el poder de dar la vida,
de engrandecer a todo ser que te viste,
de enamorar, de contagiar,
de mejorar el día más triste.

Lo que más ansío en estos momentos 
es tu regreso.
Ojalá la tormenta pase, ojalá fingirte
deje de ser rutina.
Estés donde estés, exige por favor al viento
que disipe esta neblina
(aún ignoro si me la merezco).

Y de paso implórale que te arrastre hasta aquí
para que de una vez por todas, 
seas mía.

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