Se hizo el silencio
y con él, una sensación de agradable reconforte
se apoderó de ella
por apenas unos instantes.
Pero de repente
RECUERDOS emergieron,
vieron la luz embriagadora del dolor
y se apoderaron de su mente
por un largo tiempo.
Temía que se quedasen allí,
que fuesen unos okupas de su día a día;
que desbordasen sus diminutos tanques de sufrimiento...
...y que se apoderasen de su tiempo
para toda la vida.
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